Cómo abarcar todo el conocimiento desde las fortalezas propias
Publicado en ENIAC
La teoría de las inteligencias múltiples lleva a un aprendizaje individual que prepara a cada alumno para la vida en función de sus propias aptitudes.
Aunque todos los alumnos son completamente diferentes, con cerebros únicos y singulares, la realidad es que la escuela ha considerado tradicionalmente una única forma de aprendizaje. La práctica escolar ha primado normalmente las capacidades lingüísticas y lógico-matemáticas, lo que ha llevado a que los diagnósticos y evaluaciones de los alumnos se basen solo en esas dos destrezas y, por tanto, no se trate con la misma importancia al resto de áreas. De igual forma, esos dos campos de la inteligencia llegan a ocupar la mayor parte de los currículos.
Según la teoría de Howard Gardner, el concepto tradicional de inteligencia es muy limitado. Él defiende la existencia de múltiples inteligencias (ver tabla), todas ellas importantes, que la escuela debería considerar de forma equitativa para que todos los niños pudieran optimizar sus capacidades individuales. También ha especulado sobre otras dos posibles inteligencias: la existencial, “la inteligencia de las grandes preguntas”, según él mismo; y la inteligencia pedagógica, “la que permite a los seres humanos para transmitir conocimientos o habilidades a otras personas”. Gardner, que fue Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 2011, define la inteligencia como una capacidad que no es innata e inamovible sino que puede ser desarrollada por medio de la estimulación. Ahí interviene el papel del profesor, que no sólo debe conocer a fondo la teoría, sino que debe ser un profesional atento y observador, que llegue a conocer y a formarse una visión global de cada niño para tratar de estimular las inteligencias.
La etapa infantil, clave.
Según Montserrat del Pozo, experta en innovación educativa y antigua directora del Colegio “Montserrat” (Barcelona), “los seis primeros años de vida de las personas son privilegiados, porque en el cerebro todo está dispuesto para comenzar a desarrollarse en todo su potencial”, y es ahí donde hay que comenzar la estimulación sensorial. De hecho, para Del Pozo, elementos como el éxito de los estudios universitarios de un alumno y la prevención del fracaso escolar, radican en la etapa infantil. Gardner remarca que la brillantez en matemáticas o lengua, las inteligencias más favorecidas en el sistema tradicional, no son suficientes para desenvolverse en la vida. Es decir, puedes ser excelente en cálculo mental pero si no sabes cómo relacionarte con los demás, estarás limitado en tu carrera profesional y personal. Se trata, en definitiva, de transmitir un aprendizaje para la vida. Para Montserrat del Pozo, las actividades en Infantil pueden ir desde la inmersión en un tercer idioma hasta el desarrollo de las inteligencias personal y social, pasando por el pensamiento matemático, ajedrez, experimentos, lectoescritura, metacognición, conocimientos de personajes y de la naturaleza, TIC, talleres de arte, música y teatro, desarrollo de los cinco sentidos y psicomotricidad.
El profesor, un guía.
Para ello es fundamental el nuevo papel del maestro, que deja de ser un transmisor de conocimientos para convertirse en un guía del alumno. Según Montserrat del Pozo, “el profesor se ha convertido en un sherpa que acompaña y guía al alumno, pero que no puede subir por él”. Del Pozo señala el éxito en el rendimiento de los alumnos: “Esa Educación personalizada lleva a cada alumno a generar sus propios itinerarios en el aprendizaje. Cada niño puede elegir la mejor metodología para ir adquiriendo el currículum, y esto le ayuda a sentirse contento con su trabajo y querer ir a más”. El aprendizaje por proyectos proporciona a los alumnos oportunidades para mejorar la comprensión de conceptos y habilidades al servicio de nuevos objetivos, principalmente el de prepararse para la vida adulta. Todo a favor de actividades interdisciplinarias motivadoras centradas en el alumno y de largo plazo, en lugar de las típicas lecciones cortas e independientes.