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La verdadera lotería de esta Navidad

Unas Navidades especiales
Se acercan las fechas más entrañables del año, las fiestas de Navidad. Y si nos planteáramos la pregunta: ¿qué son las navidades?, ¿qué responderíamos? Porque viendo la sociedad en la que vivimos, cada vez más paganizada, podríamos decir que son las fiestas de invierno, con el prólogo de la lotería extraordinaria de Navidad, el intermedio del año nuevo, y el epílogo de la cabalgata de reyes con juguetes para los niños…, y para los no tan niños.
Por otro lado, estas navidades llevarán consigo un sello indeleble: la presencia y los ecos de una pandemia que sigue golpeando en todo el mundo. Serán una navidades muy distintas. Quizá, algunos de nuestros familiares no estarán presentes, ya sea porque han fallecido como consecuencia de esta pandemia (rezamos por ellos); ya sea por las restricciones de movilidad y/o limitación de personas por aforo.
Además, la crisis económica que nos está golpeando, también se dejará notar. Las pérdidas para muchos sectores son evidentes. Por ejemplo, el sector de la hostelería, que suele facturar con motivo de las fiestas navideñas unos 11.000 millones de euros, este año se reducirán a unos 3.000 o 4.000 millones.
La lotería de la Navidad
Y esta realidad que nos azota, nos da pie a darle la vuelta, y pienso que puede ayudarnos a focalizar lo importante, lo esencial de la Navidad. Porque para nosotros, los cristianos, el misterio de la Navidad podría resumirse en una frase: “Dios-con-nosotros”. La dice San Mateo en su evangelio, citando a su vez al profeta Isaías: ''Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa: «Dios con nosotros»'' (Mt 1, 23.)
Esto es lo nuclear de la Navidad, es la gran lotería de la Navidad. De hecho, Navidad significa eso: nacimiento de la vida. El nacimiento de la Vida, Jesucristo, que nos da su propia vida. Esto es lo esencial y es lo que celebramos, aunque en nuestra sociedad, por desgracia, pase muchas veces inadvertido. Ya lo decía Antoine de Saint-Exupéry en “El Principito”: ''sólo con el corazón se puede ver bien, porque lo esencial es invisible para los ojos''
«Porque para nosotros, los cristianos, el misterio de la Navidad podría resumirse en una frase: “Dios-con-nosotros”», don Javier Bordonaba.
El gran premio que Dios nos da
Por eso, la verdadera lotería de Navidad podríamos resumirla en el gran regalo, el gran premio que Dios nos da, como describía Benedicto XVI: la ternura y el amor de Dios que se inclina hasta nuestros límites, hasta nuestras debilidades, hasta nuestros pecados, y se abaja hasta nosotros. O bien, como decía San Josemaría, el Fundador del Opus Dei:
''La inauguración de la plenitud de los tiempos, el momento escogido por Dios para manifestar por entero su amor a los hombres, entregándonos a su propio Hijo''
Y esta realidad, ya la predicaba San Agustín hace muchos siglos con una frase muy atrevida en su Sermón 371:
''Dios se hizo hombre para que el hombre se hiciese Dios. El Señor tomó la forma de siervo para que el siervo llegase a ser señor. El habitador del cielo habitó la tierra para que el habitador de la tierra habitase el cielo''.
¿Qué celebramos realmente?
En Navidad celebramos que Dios cubrió todas las distancias que nos separaban de Él. Celebramos que la distancia entre Dios y el hombre la ha unido Jesucristo: que es Dios y que es hombre. Y nosotros, por una realidad que es material y que es física, Humana, podemos llegar a la divinidad.
Jesucristo ha hecho posible que, de una realidad humana (de un rostro, de una mirada, de unas palabras, de un corazón, de un llanto de Niño, de una sangre, de unas llagas); estemos y entremos en la divinidad. Porque en la Persona de Cristo: se une lo eterno con lo temporal, lo infinito con lo finito, lo espiritual con lo material. Es la maravilla del gran misterio de la encarnación, es la gran lotería de la navidad.
La verdadera lotería de la Navidad
La lotería de navidad es “Dios-con-nosotros”. Es la fiesta cristiana (y de invierno); con el prólogo de la encarnación y el nacimiento del Niño-Dios; el intermedio de un año nuevo con una vida nueva (donde Jesucristo sea el centro); y el epílogo de poder gozar y vivir como verdadero hijos de Dios. Como decía el papa Francisco:
''La Navidad revela el inmenso amor de Dios por la humanidad. De ahí deriva también el entusiasmo, la esperanza de nosotros los cristianos, que en nuestra pobreza sabemos que somos amados, visitados, acompañados por Dios''.
Artículo escrito por D. Javier Bordonaba Leiva, Capellán del Colegio Orvalle
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