«Toda vida humana tiene un valor intrínseco'', Elena Postigo

Fecha: 04/03/2021

Elena Postigo, directora del Instituto de Bioética de la Universidad Francisco de Vitoria además de colaboradora experta en la Fundación Jérôme Lejeune, visitó esta semana el Colegio para impartir una sesión a las alumnas de 2º de Bachillerato.

Bajo el título «Eutanasia, Bioética y cuidados paliativos'', Elena explicó la terminología e importancia del lenguaje, las cuestiones antropológicas y principios morales fundamentales, así como la legislación actual y las alternativas existentes ante la inminente aprobación de la ley de Eutanasia.

La importancia del lenguaje

El término eutanasia viene del griego, εὐθανασία (euthanasía), y se compone de εὐ (ef) ''bien'' y θάνατος (thánatos) ''muerte'', por lo que la traducción seria ''muerte dulce/digna''. Ante esta realidad no podemos perder de vista que la dignidad es intrínseca a toda persona, sea anciano, enfermo o niño. Por lo que no cabe decir que hay vidas que no merecen ser vividas, ya que estaríamos discriminando en rango de valor las vidas humanas.

La libertad

También entra en juego la libertad, ya que no es solo que una persona decida que quiere quitarse la vida, sino que implica que el Estado u otros acaben con mi vida; obligándole a decidir entre el valor de la vida y el valor de la libertad. En este aspecto resulta fundamental seguir el orden del ser. La vida está antes que la libertad. Y así lo defiende el derecho constitucional.

La justicia

Cuando un enfermo está en sus últimos momentos merece un trato y acompañamiento justo, y un respeto absoluto a la dignidad de la persona, respetando su curso. Cuando eliminamos el dolor, también estamos eliminando al portador del dolor, y obligando a un profesional sanitario al incumplimiento de su código deontrológico.

«Toda vida humana tiene un valor intrínseco'', Elena Postigo

Las alumnas de Bachillerato y la profesora Silvia Ortiz-Echague conversan con Elena Postigo.

Conductas que no son eutanasia

  • Adecuación del esfuerzo terapéutico: retirar, ajustar o no instaurar un tratamiento cuando el pronóstico así lo aconseje, adaptando los tratamientos a la situación clínica del paciente.
  • Suspensión o no inicio de tratamientos inútiles y desproporcionados: permite la muerte, no la impide, pero no la produce intencionadamente. La causa de la muerte es la enfermedad que sigue su curso. Es distinto morir como parte de un proceso que ser matado.

Cuestiones antropológicas en juego

1) La dignidad del ser humano

Toda vida humana tiene un valor intrínseco desde que empieza a existir hasta la muerte. Por tanto, no es otorgada, sino reconocida porque no nos la da nadie, es intrínseca a nosotros. Tampoco es dependiente del estado de una persona. No tenemos más o menos dignidad en función de nuestra edad. Es inviolable e inconmensurable, es decir, no se puede arrebatar y todos la tenemos por igual.

2) El valor de la vida humana

El valor de la vida humana es anterior al valor de la libertad. Para ser libre, es necesario vivir antes. El derecho a la vida es fundamental.

3) La autonomía o libertad del individuo sobre su propia vida no es absoluta

Es decir, no nos damos la vida aunque podemos quitárnosla. La vida y la dignidad humana son anteriores a la libertad.

4) La justicia

La justicia es dar a cada uno lo que corresponde: cuidar al débil, enfermo, vulnerable. Respetar a todos los pacientes ya que no somos quién para quitar la vida a nadie.

Las cuestiones bioéticas que plantea la Ley de la Eutanasia

  • Eliminar una vida humana es contrario a la naturaleza humana, lo propio es vivir por el instinto de supervivencia. Cuando alguien pide morir a veces pide que le ayuden a vivir mejor o sin dolor.
  • Lo propio del acto médico es curar y cuidar, promover la salud. La eutanasia no es un acto médico.
  • La buena práctica médica supone la aplicación de medidas terapéuticas proporcionadas, evitando tanto la obstinación como el abandono, el alargamiento innecesario o el acortamiento deliberado de la vida.
  • La eutanasia y el suicidio asistido generan una conciencia social de que matar por compasión no está mal.
  • La objeción de conciencia del médico o personal sanitario, de las instituciones.
  • Pérdida gradual del valor de la vida humana por leyes que atentan contra ella. 

Puedes seguir la actividad divulgativa de Elena Postigo en su cuenta de Twitter.

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