Las alumnas de 3º de la ESO realizaron a finales de octubre su convivencia en Galicia, haciendo varias etapas del Camino de Santiago. Aseguran que ha sido una experiencia increíble en la que se han unido como clase, se han hecho más fuertes y les ha servido para prepararse para la Confirmación. Patricia Adam, Carmen Velo de Antelo, Manuela Martín y Elena Javaloyes, alumnas, relatan esta experiencia.

Primer objetivo: entender y reflexionar sobre el Camino de Santiago

El martes 24 de octubre todas estábamos preparadas con nuestras maletas y mochilas, dispuestas a disfrutar al máximo esta experiencia. Ya en el colegio comenzó la convivencia y lo hizo de la mejor manera posible: con una Misa en la que nos encomendamos a Dios, dejándolo todo en sus manos.

Tras ocho horas de viaje y dos paradas, llegamos finalmente a nuestro destino: la ciudad de Tui en Pontevedra. El albergue estaba genial y desde la primera cena nos dimos cuenta de lo buena que estaba la comida. 

Tras la cena, nos juntamos todas y leímos un cuadernillo que las profesoras nos dieron a cada una para entender y reflexionar sobre el Camino de Santiago. Antes de acostarnos pusimos música y luces. Disfrutamos mucho bailando y cantando todas juntas.

La Confirmación, el foco de la convivencia

El primer día de camino nos preparamos con un desayuno que nos dio la energía suficiente para poder andar los 20 km previstos para ese día. Antes de partir, Don Joseja nos dio una charla sobre la confirmación, que es la principal razón por la que se hace esta convivencia. Después empezamos a caminar. Anduvimos bajo la lluvia casi toda la etapa y, aunque se nos escapara alguna queja, intentamos siempre afrontarlo con alegría. 

Íbamos hablando entre nosotras, pero también observando los distintos paisajes que veíamos. A pesar de la lluvia y  algunas dificultades para permanecer juntas y seguir las flechas, conseguimos llegar finalmente a nuestro destino. Cuando concluimos la etapa habíamos hecho 23 km (desde Tui hasta O Porriño) y, a pesar del cansancio, estábamos muy contentas. 

La lluvia nos unió con nuestras compañeras y profesoras

El tercer día de la convivencia nos despertamos un poco cansadas y con algunos dolores, pero con ganas de seguir caminando, a pesar del mal tiempo que se preveía. Después de desayunar subimos al bus, que nos dejó más o menos donde habíamos terminado la etapa anterior. Desde allí continuamos nuestro camino, esta vez hacia Redondela.

Poco después de haber comenzado a andar, empezó a llover. Llovía sin parar, cada vez más intensamente. Nuestros zapatos estaban inundados y, a pesar de llevar capa de agua y chubasquero, acabamos caladas hasta los huesos. Puede parecer un momento horrible y muy desagradable y, al principio, así es como también lo vimos nosotras. Pero luego nos pusimos a cantar y a animarnos unas a otras. 

Acabamos todas pegadas en un gran círculo, agolpadas debajo de los paraguas que había, cantando. Al final dejó de importarnos la lluvia (¡ya no podíamos mojarnos más!) y nos dimos cuenta de que algo aparentemente malo se había convertido en un momento divertido y que nos unió mucho entre nosotras y con las profesoras, que estaban en medio de nosotras como una más, y consiguieron que no nos desanimáramos. 

Después de este episodio el cielo se fue despejando y la lluvia fue parando poco a poco. Y justo cuando habíamos encontrado un buen sitio para detenernos a comer, salió el sol. 

Ya repuestas de nuestra pequeña aventura continuamos andando, primero por el pueblo, más tarde por un bosque y finalmente por un sendero, este último tramo fue muy agradable. Cuando terminamos de andar (habíamos hecho 17 km en total), nos sentamos al sol a descansar mientras esperábamos a que el bus llegara. 

Hicimos la misma rutina que los días anteriores: merienda, duchas, Misa, cena, fiesta y a la cama. Aunque hubo dos cosas especiales que nos gustaron mucho: adoración al Santísimo antes de la Misa y festival antes de la música

Etapa final: ¡Llegamos a Santiago!

Tras una noche de poco dormir, nuestras profesoras nos levantaron más pronto que los días anteriores porque teníamos que llegar a tiempo a Santiago para la “Misa del peregrino”.  Una vez estuvimos todas listas subimos al autobús y partimos hacia el Monte del Gozo, desde donde anduvimos unas dos horas hasta llegar a Santiago de Compostela, ¡por fin! 

Todas experimentamos una gran alegría al entrar juntas cantando en la Plaza del Obradoiro y ver la impresionante catedral. Después entramos y pudimos dar el abrazo al Apóstol y visitar el sepulcro del santo. Acto seguido asistimos a la “Misa del peregrino",  en la cual tuvimos la suerte de poder ver el impactante botafumeiro. Luego tuvimos una hora para recorrer la ciudad, para comer y comprar recuerdos de este maravilloso viaje, que ya llegaba a su fin.

Gracias por esta experiencia increíble

Regresamos un poco doloridas y agotadas, pero inmensamente felices. Todas esas preocupaciones que teníamos al principio (la lluvia, el dolor, el cansancio, hacer nuevas amigas…) fueron desapareciendo a lo largo de la convivencia. No nos cabe ninguna duda de que esta ha sido una experiencia increíble para conocernos (entre nosotras y con las profesoras) y unirnos más, aprender a ofrecer el sufrimiento, hacernos más fuertes, y prepararnos para la Confirmación. 

Nos vamos con la mochila llena de buenos recuerdos, amistades y agradecimiento hacia nuestras compañeras, don Joseja, y sobre todo hacia nuestras profesoras y tutoras.

Patricia Adam, Carmen Velo de Antelo, Manuela Martín y Elena Javaloyes, alumnas de 3º de la ESO.