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5 TIPS PARA LA VUELTA A LA “REALIDAD”

Tras el verano llega la vuelta a la rutina, a la vida normal, a la relativa calma...a la realidad que vivimos la mayor parte del año, y que cambiamos por unos días " de ensueño" que cada vez pasan más rápido. Se nota porque ahora cambian los horarios, los planes, el tiempo, las comidas, las compañías...es una época de transición y como todas en la vida, nos hace tambalearnos.
Probablemente nuestros hijos están asilvestrados después de dos meses de correr descalzos al aire libre, bañarse y jugar con la arena en la playa, y explorar sin descanso. Han vivido en un ambiente mucho menos estricto del habitual, porque han convivido con primos, amigos, tíos, abuelos que les miman un poquito más de lo que hacemos normalmente, y han tenido menos límites en un ambiente más distendido. Además hemos cambiado rutinas. Incluso nosotros mismos hemos dado una bolsa de patatas fritas retrasando su cena para poder irnos a cenar fuera o les hemos dejado ver una película demás para poder dormir una siesta.
Después de todo esto, ahora resulta una lucha titánica volver a los horarios, preparar los uniformes, forrar los libros, pensar un menú equilibrado pero apetecible para las cenas, encajar horarios, planificar el curso y pasar más tiempo dentro de casa.
Por eso ha llegado el momento de elegir las batallas y dar prioridad a aquello verdaderamente importante para no morir en el intento. Esas batallas las debemos elegir según la edad de nuestros hijos, pero siempre hay unas líneas generales que debemos tener en cuenta; unas virtudes que no conviene perder de vista y que incluso a nosotros nos vendrá bien trabajar a la vuelta del verano.
- El orden. Orden en las cosas materiales como preparar la vuelta al cole, ordenar el armario....pero orden también en nuestra cabeza; propósitos, horarios, comidas...
- La obediencia, que debemos trabajar según la edad de nuestros hijos, pero que implica también la diligencia para hacer en cada momento lo que tenemos que hacer. En verano ha sido todo un tratado con menos rigor, pero ahora volvemos otra vez a trabajar la voluntad.
- Promover en alguna medida la concentración, tareas que animen a leer y escribir, porque se les ha olvidado... Que les ayuden a sentarse en una silla y estar quietos, quizá haciendo algo que puede ser un puzzle, un crucigrama, un sudoku, el cubo de Rubik...A modo de entrenamiento, porque si no, la vuelta al colegio será una pesadilla para ellos, para sus padres y para sus profesores.
- Fomentar la colaboración en la familia. Dar responsabilidades a los hermanos mayores, como por ejemplo ayudar a los hermanos pequeños a preparar el material escolar. De esta manera delegamos y les ayudamos a descubrir la alegría que hay en servir a los demás que, como bien sabéis, es la meta de este año de Orvalle. ( "El verdadero poder es el servicio". Papa Francisco.)
Todos pueden ayudar, tener su pequeño encargo. Aunque alguno sea muy pequeño, siempre podrá poner una pegatina con su nombre y da igual que esté un poco torcida, porque nos habrá ayudado, habrá colaborado con la tarea familiar.
- Planificar con tranquilidad el curso que empieza, con los propósitos y recursos que tenemos, tratando de no transmitirles nuestro posible nerviosismo. Porque debemos tener calma y ser reflexivos al pensar en las actividades extraescolares que quieren hacer nuestros hijos, las que nos gustaría que hicieran y las que siendo realistas podrán hacer.
El quid de la cuestión es que esto tenemos que hacerlo con gracia porque si después de dos meses de tomar helados, patatas fritas y cenar croquetas o pulpo, el primer día les ponemos espinacas; la cena acabará en fracaso y estaremos gastando nuestras fuerzas en algo que realmente en este momento no es prioritario.
Dependiendo de la edad les apetecerá más o menos volver al colegio, pero también depende de la personalidad de cada uno, y lo que está claro es que cada uno tendrá un motivo por el que le apetezca volver. Descubrámoslo y apoyémonos en él para superar la primera semana, que se hará quizá un poco cuesta arriba.
Seremos un gran ejemplo si les hablamos de nuestra vuelta al trabajo con naturalidad, diciéndoles que no nos gusta madrugar, pero que hacemos nuestro trabajo con ilusión, ya sea dentro o fuera de casa, porque sabemos que es la manera de colaborar con el gran proyecto que es nuestra familia. Es la manera que tenemos de hacer mejor la sociedad, porque como dirían vuestros hijos, es la manera de "ser de Orvalle".
Mariló Llana, profesora del Colegio Orvalle