En el Infantil de Orvalle, el alumnado aprende a escucharse, a reconocer sus emociones, y a realizar una acción que le regule a nivel emocional. Herramientas como el famoso bote de la  calma, un bote lleno de agua con purpurina que agitan hipnóticamente cuando están enfadados, son una gran ayuda para este conocimiento emocional que realizamos desde el aula de un año.

Las alumnas de  5º y 6º de Primaria han aprovechado estos recursos que aprendieron de más pequeñas, para plasmarlo en una herramienta que han programado en robótica. Está pensada para que los más pequeños puedan comunicar sus emociones al profesorado cuando llegan a clase, salen al recreo o terminan las clases mediante la tecnología.

Para ello han programado una caja con tres iconos que representan la alegría, el enfado y la tristeza. El alumno o la alumna presiona un pulsador con la emoción que refleje su estado de ánimo, y la profesora recibe en su pantalla un contador con el que puede evaluar cómo está su clase. También han sustituido, mediante scratch, el bote de la calma por una cuenta atrás con la que recuperar la tranquilidad. 

Este proyecto ha sido presentado en diferentes concursos en los que el jurado ha destacado lo novedoso que ha resultado. MCruz, profesora de Orvalle que tiene más de una década de experiencia en este campo, felicita a las alumnas por el trabajo que han realizado.